jueves, 28 de febrero de 2008

El parto de Celeste y su hijo Lorién

Hola, soy Celeste, mi marido es Sergio y nuestro hijo se llama Lorién.

Lorién nació el 28 de Octubre de 2007 en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza en la semana 42 de embarazo.(41+7). Hoy cumpel 4 meses

Unos meses antes de la fecha prevista de parto, presentamos un Plan de Parto y hablamos con el Dr. Castán, jefe de paritorios que nos dijo que se respetaría siempre que no hubiera ningún problema, nos dio buena sensación.

Mi parto fue muy respetado, pienso que fue así porque tuve la suerte de tener una matrona excepcional: Encarna Sanz, que en todo momento estuvo respetuosa, atenta y cariñosa conmigo. Me hizo sentir muy a gusto durante todo el proceso. Esto hizo que tuviera un parto tan bonito y especial que jamás olvidaré. Gracias Encarna.

El parto

Todo empezó el sábado día 27 de Octubre de 2007 a las 2 de la madrugada, sentí contracciones muy intensas ya desde el principio así que desperté a Sergio y le dije que estaba de parto.

Mas tarde sobre la 3h , ya con la matrona, me dijo que estaba dilatada de 4 cm, también me dijo que si quería pasar a la sala de dilatación nadie me molestaría, que estaría en un ambiente intimo y en silencio con mi marido, así lo hice.

Estuve en la sala de dilatación toda la noche con Sergio, sin oxitocina, con libertad de movimientos (aunque mi cuerpo solo quería estar sentado en un sillón) respetando mi cuerpo y mis tiempos. Nadie nos molestó. La matrona entraba de vez en cuando para ver que tal estaba, si necesitaba algo o simplemente para animarme, un encanto.

Al amanecer estaba ya muy cansada y el dolor de las contracciones era muy intenso. Llamé a la matrona para que mirará cuanto estaba dilatada, me dijo que estaba de 7 cm, decidí no ponerme la epidural porque pensé que merecía la pena aguantar, ya quedaba poco. La matrona y Sergio me animaron mucho, Sergio estuvo ayudándome y apoyándome en todo momento.

Unas horas después noté como mis muslos ardían y mis cadera se anchaban, Lorién se estaba abriendo paso. Me entraron ganas de empujar y así lo dice, estuve un buen rato empujando con una fuerza que nunca pensé que tendría. Empujé de pie, sentada, tumbada, como quería y podía.

Cuando la cabecita de Loríén empezaba a verse me pasaron a paritorios donde seguí empujando hasta que note un anillo de fuego alrededor de mi vagina, era la cabecita de Lorién, había salido. Recuerdo a la matrona delante de mi sonriendo, sin hacer nada más, como debe ser.

Inmediatamente la matrona me lo puso encima, piel con piel y llorando de emoción lo abracé. Ese fue un momento inolvidable con sensaciones y sentimientos que jamás pensé tener, acababa de nacer y ya lo quería más que a nada en este mundo. Eran las 12:55h del Domingo.

Cortaron el cordón cuando dejó de latir y yo seguía abrazando a Lorién agotada de tanto esfuerzo pero feliz de tenerlo entre mis brazos. Lo tuve en todo momento conmigo piel con piel, las pruebas las hicieron allí mismo, solo fueron unos segundos.

Después hubo una complicación, la placenta no salía y me la tuvieron que sacar manualmente, eso me dolió más que todo el parto. Llamaron a la ginecóloga para la extracción, muy sería me dijo: “ esto normalmente se hace con epidural, pero como no te la has puesto...” Aunque hizo bien su trabajo y fue muy profesional, el trato fue frío y desagradable, creo que no lo merecía. No me hicieron episiotomía, tan solo tuve un pequeño desgarro que curó en menos de una semana.

A excepción de ese incidente, todo el personal en el parto fue muy respetuoso y atento conmigo, sobre todo mi matrona que me cuido mucho, estando en todo momento atenta, agradable y cariñosa.

Estoy muy contenta y orgullosa de haber podido disfrutar de un parto natural porque creo sinceramente que es la mejor manera de parir, yo quería ¡sentir mi parto¡, si como suena ¡sentir mi parto¡ y lo he conseguido gracias a que hay personas buenas y excelentes profesionales que saben hacer bien su trabajo.

Creo que tener un parto natural me da fuerzas y seguridad para afrontar mejor la crianza, me da un poder especial porque se que no me lo han sacado sino que ¡lo he hecho yo¡, a mi hijo lo he parido yo. Orgullosa de mi parto puedo decir que esta historia ha tenido un final feliz y un comienzo prometedor.

Entre otras muchas personas que me dan ayudado a que mi sueño se haga realidad, tengo que dar las gracias muy especialmente a mi matrona Encarna por proporcionarme la experiencia más increíble y el momento más feliz de toda mi vida y también a Mª Angeles Checa, por ser una pieza fundamental y una persona muy especial en esta experiencia que jamás podré olvidar. Gracias también a Ana Belen Subirón que me atendió en primer lugar y me anunció que me estaban esperando para asistir mi parto como yo quería.


Estancia en planta 5ª

Los días en el hospital después del parto fueron un horror. Lorién se enganchó a la teta antes de la primera hora de vida y mamó estupendamente el primer día. El segundo día lo vi un poco despistado, no sabia muy bien como mamar, lo que me pareció muy extraño. Luego lo comprendí todo, una enfermera pasó diciendo: “¿habéis visto un chupete? Los tenemos prohibidos pero de alguna manera hay que callar a los niños”.

Me costó unos días de dolorosas grietas por la confusión entre teta y chupete y tener que estar insistiendo para que pudiera aprender otra vez. En el hospital te dicen que te lo pongas al pecho cada tres horas, sin embargo por la mañana se lo llevan cada una o dos horas no se donde porque ni siquiera te lo dicen y encima estás completamente sola porque tampoco dejan estar al padre. Muchas veces tienes que darselo a la enfermera de turno ¡incluso cuando esta mamando¡

Este cúmulo de situaciones llevaron a que Lorién bajara un poquito mas de peso de lo habitual (de 3,660 a 3,300 que es un peso muy aceptable) pero la pediatra ya me estaba presionando para meterle biberón, cuando me dieron el alta la pediatra me dijo: “te has salvado por los pelos”, como si estuviera pasando un examen.

Cuando intenté pedir ayuda para la lactancia, las enfermeras me daban información contradictoria, una me dijo que Lorién ¡solo tenia que coger el pezón!. Creo que no están debidamente formadas sobre lactancia lo que me parece muy fuerte cuando el hospital se supone que apoya la lactancia materna.

Mi experiencia con la lactancia materna en el hospital fue negativa, no solo no sabían apoyar (con alguna excepción), sino que hubiera fracasado de no estar informada y apoyada por otras personas ajenas al hospital.

El segundo día se llevaron a Lorién a hacer una radiografía sin consultarnos ni decirnos que le pasaba ni porque se la hacían. Sergio solicitó por favor hablar con la pediatra, ya que estábamos muy preocupados. Estuvo esperando hasta las 5 de la tarde sin comer pero nadie apareció ni nos dio ninguna explicación. Al día siguiente me dijeron que le habían visto un bultito en la cabeza pero que no era nada.

Mi experiencia sobre la estancia en el hospital fue mala, me sentí fatal porque estás completamente sola y hacen lo que quieren con tu hijo sin informarte ni preguntarte.

Cuando me dieron el alta y llegué a casa todo fue sobre ruedas y la lactancia un éxito. Hubo muchas personas que me ayudaron sobre todo Mº Jesús (Vía Láctea), Mª Angeles Checa (Matrona del Arrabal) y Juan José Lasarte (Pediatra). A los tres les estoy muy agradecida por haberme ayudado, gracias a ellos Lorién con cuatro meses, solo toma leche materna y está muy sano.

1 comentario:

oko dijo...

Hola Celeste,

leer tu relato sobre el principio de la lactancia ha removido muchos recuerdos, y no todos buenos. Mi pequeña Valentina también mamó perfectamente en el paritorio y posteriormente. Para nosotros el problema fueron los bibes de suero en lugar del chupete, aunque el resultado es el mismo: confusión tetina pezón.

Nos sentimos tan incomprendidos al intentar explicar la importancia de no meterle una tetina en la boca a la peque... Me hago perfectamente a la idea de cúal fue vuestro sentimiento en esos momentos. A mí me entró una llorera terrible. La presión era tremenda, con comentarios algo despectivos que si bien no los hacían a la cara, al final llegaban a nuestros oídos.

Creo que las dos tuvimos la suerte de que los respectivos papás estuvieran a nuestro lado luchando como un equipo bien organizado. Somos afortunadas. Estoy pensando en publicar una entrada sobre la importancias de los papás durante el parto y posteriormente.

Yo me hubiera ido tras el parto a casa, pero finalmente me fuí al día siguiente. Y me arrepiento tanto de haberme quedado... Eso sí, estuve menos de 40 horas en la clínica para asombro del personal de allí.

Ese segundo día llamé desconsolada a Lactaria, mientras Guille (el papi) se las veía con el pediatra. Se portaron genial y les estaré infinitamente agradecida.

Guille tuvo que perseguir a nuestra peque (a medio escondidas) cada vez que se la llevaban para hacerle una prueba y asegurarse de que no le endosaban otro bibe.

Fue muy triste, el papi espiando para evitar algo que perjudicaba a su pequeña.

Rozé la felicidad cuando llegamos a casa. Dormimos los tres juntos, despertándonos para ir poniéndola al pecho, piel con piel. Empezaba la cosa a mejorar.

Lo primero que hicimos cuando nos levantamos fue ir a una de las reuniones de Lactaria, y allí ya se enganchó otra vez a la perfección.

Tenemos la suerte de que nuestro pediatra sea Juan José Lasarte, y seguro que él no sabe cuanto nos a ayudado. A nuestro alrededor, todo el mundo nos miraba con rareza al mantenernos firmes en nuestros principios, nos examinaban con preocupación. Mayoritariamente pensaban que nos estábamos empeñando en algo que es muy difícil, ya que todo el mundo sabe "que son poquísimas las mujeres tienen leche suficiente o de buena calidad". Así que cuando "aprobamos" la primera revisión y el pediatra no nos desautorizó, incluso nos animó a seguir con la LM, pudimos callar muchas bocas. Gracias.

Es tan agradable no tener que luchar más...

Esperemos que la próxima mujer lo tenga un poquito más fácil.

Un abrazo enorme.