EL NACIMIENTO DE SAMUEL (MI PARTO GOZOSO)
Hola soy Myriam y este es el relato de mi parto gozoso, expresión que escuche por primera vez este año en una charla de Vía Láctea y que tan poco se oye y respeta. (Se ve que si no lo vives como un sufrimiento no sabes parir o es que no te ha dolido lo suficiente ¿?)
Llevaba ya varios días con contracciones no dolorosas pero muy continuas y con dolor de regla, para mi todo soportable, me preocupaba que Samuel estuviera bien ahí dentro porque notaba como se quedaba atrapadillo.
El martes por la mañana expulse el tapón mucoso, Jorge y yo supercontentos el momento de verle ya se acercaba, que emoción. Teníamos todo preparado para parir en casa tranquilitos y a gustito, llamé a Raquel mi matrona y le dije, me dijo que estuviera tranquilita, Así hice y el jueves nos fuimos a Aldama andando, otra vez manché. En clase de preparación al parto yo ya me notaba el cuerpo muy sensual (ahora entiendo que el parto forma parte de la vida sexual de la mujer) y la clase teórica fue de la rotura de bolsa.....
Es 31 de enero y Jorge me dice que Samuel será de febrero como el padre, pues por los pelos! (Mi FPP era para el 17 de febrero).
A las 00:45 estábamos dormidos en el sofá y AY! rompí la bolsa, que nervios! Yo que si eran aguas claras y Jorge que teñidas, bendita clase de Aldama, si rompes la bolsa y son teñidas pitando pal hospital, y así fue. Tras llamar a la matrona (“cariño lo siento pero iros al hospital”) y a mi doula (“¡¿Conchiiiii como hago para ponerme de parto!?” “Si quieres te pincho” “Creo que se me empiezan a dormir las piernas...”), casi me da un yuyu solo de pensar en el hospital y me acordé de unas palabras que se me quedaron en el corazón “Será Samuel el que decida como nacer”, mil gracias Blanca, y salió toda la fuerza que necesitaba en ese momento.
Nos costo una hora salir de casa, no teníamos nada preparado, eso si, ese día Jorge trajo a casa la silla de partos, jeje. Y ya empezaron las contracciones. (Esa semana íbamos a llevar el plan de parto por si acabábamos allí, pero se adelantó tanto...)
A las 02:00 llegamos al hospital Miguel Servet, contracciones cada tres min. Hacemos el ingreso, yo moviéndome apoyada en la pared y nos recibe una mujer que supongo era la auxiliar de la “superginecóloga”, me dice que lo estoy haciendo muy bien y nos lleva ante la “superginecóloga”, le dice que queremos un parto natural sin nosotros haberle dicho nada. No pude tener mas suerte pues era una jovencilla, supongo que residente, que no tenía ni idea. Le decimos que he roto la bolsa y que tengo contracciones. Bien, me hace un tacto (que cosa tan horrorosa) y dice que estoy de 2 cm y el cuello borrado, que no he roto la bolsa, nos pasa a las embarazadas que nos orinamos encima (en realidad si que fue una fisura y es bastante diferente la orina del liquido amniótico) y que las aguas están limpias. Claro yo le digo que entonces me voy a casa a dilatar, y me dice que tranquila que me dará la opción de elegir pero que vamos a hacer un test basal, por si acaso.
Ala pues, túmbate aquí media hora. Yo calculé unas 10 contracciones y a casita, tuve dos que podía respirar profundamente entre una y otra pero luego fueron a saco seguidas. Solo pensaba en Samuel y miraba en el monitor el ritmo del corazón de mi niño, todo bien, siempre que podía respiraba hondo para mandarle oxigeno. Desde luego que es lo peor que te pueden hacer lo de tumbarte, parecía la niña del exorcista, jeje, pero como estaba sola hacía lo que mi cuerpo mandaba. Y de aquí vuelta a la sala de espera que estaba ahora llenita de gente, así que me metí en el baño y seguí con mi trabajo de parto.
La verdad es que estos momentos los recuerdo con mucha emoción, orgullo de mi misma, de Jorge, de placer, de sexualidad, de dolor placentero..... y Samuel abriéndose camino, uffff que sensación más preciosa.
El cuerpo se colocaba solo, las piernas se me abrían, toda yo me abría y de dentro de mi salía un quejido totalmente animal. Habían empezado los pujos, esto me lo dijo después la matrona, yo en aquel momento pensé en que 12 horas así yo no aguantaba, que me pusieran epidural y todo lo que quisieran, yo pensaba que no tenía todavía ni 5 cm, jeje
Total que Jorge como un estoico al otro lado de la puerta sin dejar entrar a nadie y escuchando comentarios del tipo “si fuera mi mujer ya habría llamado al médico”, mil gracias por no hacerlo y confiar en mi. Yo ya no podía ni abrir la puerta, al final no se como la abrí y entró Jorge, me sujetaba y estaba delante de mí tan entero, tan fuerte. Después vino la auxiliar y como pudo me saco del baño, recuerdo su mirada de apoyo, es increíble, una mirada basta para darte fuerzas. Y otra vez a la “superginecóloga” que se puso a mirar las graficas del test basal, diciéndole a Jorge que no había dinámica de parto. Va y me dice “Myriam, COMPORTATE” a lo que yo respondo “QUE ME CAGOOOOOOOO!!!!!!!” Yo hablando así a un medico, increíble, la verdad es que no me infundió ningún respeto. Bueno te voy a hacer un tacto por si acaso, y yo pensando “¡si solo tienes que mirarme a la cara, como se nota que no has parido!” “ Estas de 8cm, a dilatación, quieres epidural?” NO! (pensamiento: déjame parir en paz!), en realidad la matrona me dijo que por lo que le conté ya estaba en dilatación completa.
Pues eso, me asoman a la sala de dilatación (muy bonita la habitación jeje) y directamente al paritorio. En dos pujos a las 04:05 salió Samuel, tuve una suerte increíble pues no me pudieron hacer nada, bueno de la episio no me libré, y las aguas fueron teñidas. Les dije que no cortaran tan pronto el cordón y me respondió la matrona que me dejara de tonterías. Otro pujo y la placenta, que ni la vi. Era un equipo de la antigua usanza, mientras me cosía la matrona fardaba de que ella hacía partos muy limpios, sin mucha sangre ¿? Lo más doloroso fue que no lo pusieron encima de mí, Jorge me acerco a Samuel y le pude besar la carita. Se lo llevaron a hacerle un lavado gástrico, fueron los 45 min más largos de mi vida. Me lo trajeron a la sala del despertar y se enchufo a la teta desde el primer momento. Por cierto que Jorge entró porque la puerta se entreabrió y vio la cabecita, uno del equipo le dijo que no podía estar allí, salió y al medio minuto le dijeron que entrara, menuda prepotencia pues no había ninguna razón por la que no pudiera estar allí.
De todo mi parto lo que mas recuerdo es la sensación de que Samuel hacía todo el trabajo desde dentro, yo solo era su medio para venir al mundo. De la experiencia hospitalaria saqué la conclusión de que hay gente muy amable y consciente de su trabajo con parturientas, y otras que parece que te tratan sin ningún respeto, como que no sabes lo que haces, lo que sientes. Siempre queda la esperanza de que cada vez sean más de las primeras.
El trato en la planta 5ª para mi fue bueno, a no ser porque de vez en cuando se me lo llevaron y eso me angustiaba mucho, pedimos el alta voluntaria para irnos cuanto antes pero la pediatra nos dijo que esperáramos porque yo había parido sin antibióticos y tenía positivo en estreptococo.
Había una auxiliar que me enseño mi calostro, otra entró y nos dijo que “muy bien los bebes con sus mamas en la cama”. Yo ya no me quité a Samuel de encima en todo el rato.
No se los nombres de estas personas pero les estoy profundamente agradecida, sobre todo de la auxiliar de la ginecóloga, no me olvidaré de esa mirada de apoyo.
Gracias Samuel por darme este maravilloso parto, juntos conseguimos mi tan deseado parto natural.
Y ahora nuestra preciosa lactancia...