Una amiga del blog nos envia una reflexión muy interesante sobre lactancia y vida profesional, basado en su experiencia. A mi me ha gustado mucho.
Lactancia vs. Vida profesional
He tenido un caso hace poco que me ha desarmado. Una mujer dio a luz en un hospital de los llamados “poco amigos de la lactancia” y, como tuvo una grieta y el pediatra le dijo que la niña tenía que engordar, dejó la lactancia y pasó al biberón.
Pero en realidad yo sabía que no le iba a dar la teta. Ya, durante el embarazo, se lo pregunté antes de recomendarle el libro de Carlos Gonzalez. Si no le iba a dar la teta no quería que se sintiera culpable sabiendo cómo iba a afectar a su bebé a nivel inmunológico o nutricional no dársela.
Me direis que al revés, que por qué no se lo conté para animarla a hacerlo. Por que lo sabía, sabía que no se la iba a dar y, encima, se iba a sentir culpable. De hecho le dije que me llamara con cualquier problema, que yo le iba a ayudar o que iba a decirle quien le podía ayudar. Pero no me llamó. Ya le había hablado de los sacaleches, pero no de las pezoneras.
¿Por qué no me llamó? Porque no quería darle el pecho. En realidad, ese pediatra que no le animó a seguir con la lactancia, esa matrona que le curó la grieta vendándole el pecho, le dieron la excusa que necesitaba.
Y ahora viene el por qué. Esta mujer necesita trabajar, necesita volver a trabajar cuanto antes. Es de las trabajadoras que sale de casa a las 7 de la mañana y vuelve a las 11. Pasa una hora por el gimnasio y hace cursos de idiomas, de informática o de cualquier cosa que dé prestigio a su currículum. Y eso no es compatible con la lactancia.
No nos engañemos. La lactancia es estar, al menos, seis meses sin trabajar. Y si no, hacer cabriolas para sacarse leche e ir con una nevera portátil. La lactancia es trabajar cuanto menos mejor para estar más horas con el bebé.
Afortunadamente me había leído hace poco el libro “Diario de una cuarentona embarazada” de Marta Robles y me ha ayudado a entenderla. Al principio su lectura me generaba rechazo. La protagonista sólo se preocupa de conservar su figura y de que cambie su vida cuanto menos. Habla de volver a trabajar sin cogerse la baja, de contratar a una interna que lo cuide de día y de una auxiliar para que lo atienda de noche.
Luego entiendes por qué. Esta protagonista tenía un padre que había menospreciado a su madre corriendo detrás de otras mujeres y burlándose de su condición de ama de casa. La protagonista sólo quiere brillar en su carrera para demostrarle al mundo lo mucho que ella vale.
Y es que, ahora mismo, ¿Quién valora que una mujer se quede en casa a cuidar de su hijo? ¿Cuántas de nosotras, al pedir una excedencia nos hemos encontrado con una regañina por abandonar lo que a tantas mujeres les ha costado conseguir (trabajar fuera de casa)?
Sin embargo, ahora que he vuelto al trabajo, os prometo que, dependiendo de la crianza, el trabajo de cuidar a un niño según los valores de “criar con apego, con el corazón, quiereme mucho, crianza natural,…” es mucho más duro.
A mí, en la formación universitaria me dieron muchas herramientas para realizar mi trabajo. Nadie se extraña si digo que me voy a apuntar a un curso de optimización de una herramienta para mejorar. Y es más, voy al curso y vengo sabiendo!!!
Para cuidar a mi hijo no he hecho más que almacenar información y, encima, aún no sé nada! No obtengo respuestas y sólo genero dudas!! Vivo en un permanente estado de creatividad. Antes no pensaba que bajar y subir una cremallera fuera divertido. Hoy sé que se puede pasar un viaje en coche sin llorar con una cremallera.
No trabajo según un plan establecido. Cada quince días o menos, el “equipo de trabajo” nos tenemos que replantear el proyecto y abarcar nuevos campos que no habíamos contemplado! ;-) No sabeis lo que he ganado en optimización del tiempo y gestión de los recursos. En fin, millones de cosas.
Os voy a poner un ejemplo muy claro. Pongamos un profesor universitario, lo más importante es que investigue. Supongamos que es elegido para un cargo político. Durante esos cuatro años no investigará nada, probablemente. Con un poco de suerte, en esos cuatro años hará algo bueno por la sociedad, pero también puede que sólo chupe del bote y se dedique a conseguir contactos que le faciliten la vida más adelante. Pero su currículum habrá subido muchos puntos y habrá dejado de investigar durante 4 años!!.
Si ese profesor universitario, pide una excedencia de un año por cuidado de hijo. Su currículum pierde fuelle y sólo lo ha hecho durante un año.
Evidentemente si hablo de una profesora, la cosa está más clara, ¿verdad?
Por eso, la lucha por la lactancia no sólo está en los hospitales y en los profesionales de la salud. La crianza con el corazón, la delicada, la que escucha, no sólo depende de divulgarla. También depende de que no necesitemos llevar el currículum profesional para valorarnos como personas.
4 comentarios:
Que gran verdad.
En cualquier zoológico dotán de todos los medios a cualquier mamífera para que amamante a sus cachorros. Mientras a nosotras se nos hace imposible si trabajamos, o somos juzgadas si decidimos no trabajar y criar a nuestros bebés.
¿Evolución o involución?
Bueno, tienes razón.
Hablo como madre trabajadora que eligió dar el pecho en exclusiva hasta los 7 meses y ahora que la peque tiene casi el año ahí seguimos.
Me hubiera encantado aparcar mi trabajo durante un par de años, pero nuestra situación no nos lo permitía. Hoy, hubiera organizado la vida de otra forma, sin duda. Pero nunca antes imaginé cómo un hijo puede llegar a cambiarte tanto.
Aún así, me decanté por el caos. Mi vida desde que volví al trabajo ha sido eso: un caos.
Tengo que viajar más de lo que me gustaría, y la nevera portatil, y los botecillos de orina para ir almacenando mi leche se convirtieron en algo habitual y necesario. Os puedo contar los mejores sitios para sacarse la leche de varios aeropuertos europeos, os puedo contar el cómo la logística se complica para poder facturar la última leche que te has sacado y meterla en la maleta para facturar en cada escala.
En fin! he tenido que adaptar mi vida laboral (en esto sé que soy afortunada) para que mi bebé pudiera seguir lactando, y aunque a veces ha sido desesperante, puedo decir que el esfuerzo se ve SIEMPRE compensado.
Y os cuento que lo más duro no es el tener que sacarse leche en situacónes insospechadas, y la complicación que supone traerla hasta casa, para mí lo más duro han sido las caras de incomprensió que en ocasiones he tenido a mi alrededor.
Como ejemplo: que alguien muy cercano me diga: "claro, tú sigues con la teta por comodid", eso me mata. O que te digan: "qué poca leche nos dejas, si vieras los biberones que se toman bebés más pequeños que la tuya...", o algo así: "esta niña necesita más para su edad..."
Y por más que les expliquemos cómo funcionan las cosas, no hay forma de que valoren que la eleccion de la teta es sólo por el bien de la peque (y un poco para mi satisfacción también, eh?).
Ánimo a las mamás que se enfrentan a la vuelta al trabajo. Es posible.
V
hola,
me ha encantado el articulo, me siento totalmente indentificada en cada uno de los puntos que explica.
Yo por suerte me pude tomar un año de excedencia y he vuelto a mi puesto de trabajo con una jornada reducida de 6 horas diarias. Pero aun asi en una de las primeras reuniones que tuve me instarion a que dejara claro si pensaba no vover a viajar! y es que si no viajo no tendre promocion! Duro, no? Pues lo tengo bastante claro, prefieo mil veces mi vida personal (mi hijo, mi compañero...) a diez mil promociones que seguro que al final del dia no te dan un besazo :))
Yo trabajo, viajo fuera de mi casa durante periodos de 5 dias al mes, estoy con una jornada reducida y es completamente cierto lo de que te miran raro. Raro cuando tienes una excedencia, prque quieres criar a tu hijo, raro cuando te duelen las tetas y andas con el sacaleches de lado a lado, raro cuando orgullosa anuncias a bombo y platillo que tu hijo todavia mama con 18 meses. Pero no entienden que todo lo compensa su cara cuando te mira sonriendo amorrado a la teta.
No lo cambio por nada del mundo.
Noemi
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