viernes, 15 de agosto de 2008

El nacimiento de Enai

Enai nació en casa, a mediados de junio, bajo una espléndida luna llena.

Hace dos años, en el Curso de Maternidad Entrañable y Gozosa de Jaca fui consciente de que el parto y el nacimiento de Noa habían sido bastante traumáticos y, desde ese momento, empezamos a “prepararnos”. No queríamos que, si teníamos otro hijo, las condiciones fueran las mismas. Hemos leído muchísimo, hemos recabado amplísima información con respecto al embarazo y parto fisiológicos y hemos conocido a gente maravillosa que conoce, ha disfrutado, promueve y ayuda en estos procesos únicos.

Y, de esta manera: informados, responsables y consecuentes con nuestras ideas y nuestros sentimientos, me quedé embaraza de Enai.

Vivimos en el Bajo Aragón y el hospital que nos corresponde es el comarcal de Alcañiz, más conocido por su falta de epidural en el parto las 24 horas del día (sólo te ofrecen el servicio por la mañana, el resto del día se limita a casos de cesáreas o instrumentaciones) que por el trabajo que realizan los profesionales a favor del parto natural. Allí presentamos nuestro plan de parto.

La idea era que Enai naciera en casa, si así lo quería él, pero la posibilidad del hospital era real: porque mi matrona estuviera de guardia trabajando allí, porque algo en mi proceso de embarazo o parto lo indicara… o porque yo lo decidiera en algún momento. De ahí el plan de parto, pero en casa teníamos preparado todo el “kit parto en casa”: fitball, bañera de partos (que me regalaron mis amigas y que se pegó casi un mes hinchada encima del sofá), silla de partos que nos hizo el carpintero, velas, música, cámara de video…en fin.


Y así llegó el 17 junio por la noche, al día siguiente cumplía la semana 41 y tenía que ir al gine a que me dieran fecha para inducir.

Me levanté a la 1:45 de la mañana a hacer pis, como todas las noches, y me volví a dormir, no noté nada diferente, pero a las 2:30 (45 minutos después!) me despertó una contracción molesta. Estuve media hora en la cama medio dormida, pero aquello iba a más, así que le dije a Edu: “Levanta que esto va en serio”. Edu iba zombi por la casa, le dije que llamara a Lilia. Quería que ella fuera mi doula, sus dos hijos nacieron en casa y necesitaba su compañía. Ella estaba a dos horas de camino. Llegué al baño y mientras hacía pis se rompió la bolsa y el líquido amniótico salió con un gran chorro, las contracciones eran muy intensas y seguidas, le dije (o más bien le grité) a Edu: “Llama a Nacho (mi matrona)… y prepárame una cama!!!” Estaba convencida de que el parto iba a ser largo, así que quería tumbarme para relajarme y descansar al máximo. Eran las 3.15.

Me tumbé en la cama que había preparado Edu (Noa estaba durmiendo en la nuestra), recuerdo que entre contracciones le decía: “Pero si no has puesto plásticos!!! Si estos no son los calcetines que te dije!!! Se supone que no tengo que activar mi neocórtex!!!”
Las contracciones eran cada vez más intensas, yo intentaba relajarme, pero no podía, no daban tregua. Le decía a Edu: “Qué mal lo voy a pasar! Qué largo va a ser esto!” yo me imaginaba estar así horas.

Cerca de las 4 llegó Nacho, muy tranquilo, yo le había pedido que me explorara lo mínimo y que no me dijera de cuánto estaba dilatada a no ser que yo se lo pidiera. Pero mientras él preparaba sus cosas mis contracciones cambiaron y empecé a pujar. Le dije que me explorara porque yo tenía ganas de empujar. Cuando me dijo: “Estás en completa” me relajé, no me lo podía creer y él tampoco.

Me puse a cuatro patas encima de la cama con la cabeza empotrada en el rincón de la pared, así estuve un rato hasta que las manos me empezaron a doler, así que pedí que me pusieran una colchoneta en el suelo. Bajé, y me quedé de rodillas recostada hacia delante sobre la cama, qué gusto.

Estábamos a oscuras, sólo entraba un poquito de luz de las farolas de la calle y cuando Nacho necesitaba más luz se ponía su frontal. Las contracciones eran bastante espaciadas, o eso a mí me parecía, recuerdo habernos reído de algo, pero no sé de qué. Grité muchísimo en cada una de ellas, pero no porque me dolieran demasiado, sino por la necesidad de empujar que tenía, era algo imparable y muy intenso. Yo les decía: “Tranquilos, me duele, pero no estoy sufriendo”. Mi cuerpo me pedía estirarme, así que Edu se sentó en la cama delante de mí y, en cada contracción, estiraba de mis brazos.

El expulsivo fue largo, 1 hora y cuarto, pero yo estaba muy tranquila, intuía que Enai iba a ser grande y que necesitábamos nuestro tiempo. Yo le preguntaba a Nacho si todo estaba bien cada vez que escuchaba el latido de su corazón. Todo estaba bien, así que yo no tenía prisa. Poco a poco Enai fue bajando por mi pelvis, lo notaba, y mi cuerpo se iba contoneando para ayudarle. Noté cómo llegó al periné y cómo éste se iba estirando, la presión y la tensión eran cada vez más fuertes, ya quedaba muy poco.

En esos momentos llegó Lilia, Edu fue a abrir la puerta y llegaron justo en el momento en el que Enai asomaba su enorme cabeza. Traía el cordón bien enrollado al cuello, así que Nacho tuvo que cortarlo, y en el siguiente pujo salió su cuerpo. Eran las 5:15 del 18 de junio.

Qué grande era, qué bonito, qué limpito nació y qué despierto. Lo abracé corriendo, nos tapamos, andaba un poco agobiado con la respiración ya que no contaba con la ayuda de su cordón, pero él mismo fue respirando lentamente.


Aún tenía que salir la placenta, así que decidimos estrenar la silla de partos, me senté y en un empujoncito salió: enorme, roja, brillante. Nos tumbamos en la cama y no olvidaré nunca su mirada despierta, serena, llena de vida. A la hora de haber nacido, mientras yo estaba tumbada de lado hablando, se enganchó a la teta él solo.

Sólo quedaba revisar mi periné que había sufrido un pelín, tuve dos desgarros de primer grado, uno precisó unos puntos y el otro ha cicatrizado por sí solo. La recuperación no ha tenido NADA que ver con la episiotomía de mi parto anterior.


A las 8 de la mañana amaneció Noa, sólo se había despertado una vez en esa noche y, por primera vez, aceptó volver a dormirse con su papi. La idea de que Noa estuviera en casa durante el parto no estaba clara, lo decidiríamos durante la marcha. Y así fue… es que no dio tiempo a decidir casi nada!!! Mi “Kit parto en casa” quedó prácticamente intacto, sólo usé la silla de partos para alumbrar la placenta. Con las ganas que tenía de bañarme y relajarme en mi piscinita… ni velas, ni musiquita ni ná de ná. Tal y como explica Michel Odent, parí en el sitio menos pensado, en la habitación más pequeña. Fue todo tan rápido que creo que aunque hubiera querido ir al hospital no hubiese podido.

Esta experiencia me ha aportado muchísimas cosas.
- Confirmar que el parto es un proceso fisiológico, normal, instintivo e imparable. Me da pena pensar que, con lo fácil que puede llegar a ser, cómo lo complicamos.
- A mí, personalmente, me ha ayudado a curar las heridas de mi primer parto. No tanto las físicas, si no las emocionales. El demostrarme a mí misma que sí soy capaz de parir, que mi cuerpo sí sabía hacerlo, sabía empujar, sólo había que dejarlo libre. Reconciliarme con mi periné y mi sexualidad, tan dañados cuando nació Noa. Salgo reforzada con una sensación de PODER, de que tras esta experiencia, puedo hacer cualquier cosa. He crecido como mujer.
- He confirmado lo que dice Laura Gutman con respecto al dolor y al sufrimiento. Se puede sentir dolor, pero no sufrir, y puedes sufrir sin sentir dolor. En el parto de Enai hubo dolor, más o menos intenso según el momento, pero era sólo eso, dolor. Y mi cuerpo estaba física y emocionalmente preparado para soportarlo. En el parto de Noa apenas hubo dolor porque llevaba epidural, pero sí sufrimiento: cuando Noa entró en bradicardia, cuando fui consciente de mi parto y, sobre todo, del nacimiento traumático que tuvo mi hija.
- La inmensa satisfacción de haberle proporcionado a mi hijo el mejor nacimiento que podíamos ofrecerle, la bienvenida más dulce a este mundo y en compañía de grandes personas.

Mil gracias Nacho, mi matrona. Por respetarme, por respetar mis ritmos, por confiar en mí y darme confianza. Sabiendo que tú estabas, yo me permití abandonarme a mis sensaciones y mis impulsos.

Mil gracias Lilia, mi amiga. Por estar tan cerca en la distancia durante todo el embarazado, por nuestras charlas diarias por teléfono los últimos días. Por hacer que todo sea más sencillo, por ayudarme a conectarme conmigo y mis instinto… por ser una maravilla de doula y de persona.

Mil gracias a los dos por ayudarnos a que Enai haya tenido este nacimiento tan bonito, sin vosotros no hubiese sido posible cumplir este sueño.

Mil gracias a mi familia, por aceptar mis decisiones a pesar de las dudas. Gracias Luna y Cris por estar ahí y ser como sois.

Mil gracias a mis amigas, por acompañarme, por demostrar que las redes de madres existen, por arroparme y ayudarme a que esto fuera posible. María, Mónica, Carmen, Ana, Charo… gracias.

Mil gracias Edu, mi compañero. Por apoyarme en TODO, por confiar, por darme la mano, por leer a Odent, a Isabel, a Carlos y a tantos otros. En fin, es tanto lo que te tengo que agradecer… gracias por estar, por estar siempre.

Y mil gracias a mis hijos. Gracias Noa por abrirme los ojos tras tu nacimiento, por mostrarme que otra maternidad es posible y por enseñarme a ser madre. Gracias Enai por ayudarme tanto, tu venida a este mundo me enseña, me confirma y me reconcilia.

10 comentarios:

Lorién dijo...

Hola, Amanda, gracias por compartir tu experiencia en este blog. Para mi eres un ejemplo de tenacidad, lucha y amor materno. Y sobre todo un ejemplo de como superar la adversidad y de como tomando conciencia y buscando un parto respetado y gozoso esto se puede conseguir. Ojala muchas madres lean tus experiencias en este blog, pues son claves para entender por que luchamos por estos cambios. Además llega en un momento vital en Zaragoza, donde parece se que algunas personas en la sanidad publica estan haciendo mucho, mucho daño por no alcanzar ni si quiera a imaginar la repercusión de sus acciones.

Un gran abrazo para los cuatro.

Unknown dijo...

aqui estoy con unos lagrimones que no veas de la emoción!!
que bonito nacimiento!!
a ver si te pillo por banda y te doy un abrazo que el mensajico este se me que da muuuuu corto.
mil gracias por compartirlo guapa

Amanda dijo...

mil gracias a ti, "Samuelera". Me decías un día que contar tu parto era algo que te hacía sentir expuesta ya que es muy íntimo. Pero no sabes cuánto te lo agradezco, a ti y a todas las mujeres que comparten sus partos gozosos. Yo los he necesitado, estaba ávida de conocer experiencias de muejeres que decían haber disfrutado con sus partos, y no lo habitual que es "uh, qué mal lo he pasado, qué largo, o qué doloroso, o bueno, lo normal, no?"
Es tan difícil hoy en día encontrar a alguien en primera persona, que hay que recurrir a internet.
La primera vez que leí una experiencia gozosa de un parto me dió envidia, pensé: "y yo por qué no? yo también quiero sentir algo así"
Por eso necesitaba leer y leer, para poder convencerme de que era posible, para poder creérmelo...y así hasta que yo también lo he sentido, y por eso también lo he querido compartir, por si a alguien le ayuda.

cris nuez dijo...

Uff uff cuña, comparto lo que ha sentido con la samuelera leyendo el parto, no podía parar de llorar pero no por sufrimiento ni por dolor sino por amor. Para mí es fantástico leer vuestro parto pero lo mejor de todo es sentirte tan cerca, te siento como una hermana, gracias.

Unknown dijo...

Amanda, me alegro mucho de que por fin hayas tenido "tu parto respetado", te lo mereces especialmente porque te lo has "currado" un montón. En las fotos da gusto verte, trasmites una felicidad enorme. Un besote.
Celeste.

Amanda dijo...

Pues es cierto Celeste, me encantan todas las fotos de ese día, pero ésa en la que estoy yo sonriendo refleja perfectamente como me sentía: eufórica, poderosa, capaz... y plenamente feliz.

Creo que sólo con una imagen así se puede demostrar que realmente hay mujeres que podemos disfrutar con un parto natural... a pesar del dolor.

Sí se puede, yo lo conseguí, conseguí disfrutar y gozar en mi parto.

Vanesa dijo...

Hola Amanda.
Precioso tu parto, precioso tu niño y preciosa tu niña.
Es bonito leer este tipo de experiencias.
Yo estoy embarazada y daré a luz un niño hacia finales de octubre, me encanta el nombre de enai. Y me gustaría ponerselo al bebe, pero lo he consultado en el juzgado de mi pueblo y me ponen infinitas pegas. Vosotros habeis tenido algun problema?
¿Donde lo has inscrito?
Un abrazo enorme y muchas caricias para tus bebes.

Mireia dijo...

Gracias por relatos asi. Enhorabuena.

Anónimo dijo...

Yo también estoy toda emocionada... y éso que ya lo había leído, pero ufff... qué bonito!, Cris, tus palabras también me han emocionado!
Muchos besos

Bombercan dijo...

Hola. Queríamos saber si tuvisteis algún problema para inscribir a enai en el registro. Nosotros queremos ponerle enai a nuestro hijo y nos están poniendo un montón de pegas. Como lo hicisteis? Un saludo y gracias