La confianza perdida

Tengo una amiga que tenía una relación de pareja modélica. Pero hace unos meses habían discutido mucho antes de una cena de trabajo de ella. En aquella cena mi amiga bebió mucho, en parte por el enfado que tenía, y, ella dice que confundida por el alcohol, se dejo besar por un compañero que siempre ha estado detrás de ella.

En seguida se dió cuenta del error y volvió a casa, lo habló con su novio y lo arreglaron. Ambos sabían que se querían muchísimo y que no tenían por qué discutir así.

Mi amiga me contaba que a partir de entonces, su novio estaba muy inseguro cuando ella viajaba. Dice que él le contaba que estaba en casa preocupado pensando si no volvería a pasar lo mismo con aquel compañero que la persigue. Que, incluso si tardaba un poco más en salir del trabajo la llamaba para asegurarse que todo iba bien. Bueno, y que, desde luego ahora la llamaba más veces que antes y le preguntaba constantemente si seguía queriéndolo.

Yo le dije que era porque lo tenía muy mal acostumbrado. Que ya desde el principio de la relación tenía que haber evitado volver directamente del trabajo a casa. Que tenía que haberse quedado haciendo tiempo sin dar explicaciones para que su novio se acostumbre a que ella no va a estar ahí para él.

Y también que la culpa era suya por no haber tonteado con otros hombres delante de él. Que así el sabría que no tenía por qué serle fiel.

¿Os extraña? Que esperabais que le dijera? Que era normal que el estuviera inseguro? Que se había roto la confianza? Que tenía que tener paciencia y darle la seguridad que había perdido?

Pues es que había había leído este artículo de un "pediatra curtido" en el que habla de que un niño que ha mostrado una gran ansiedad por estar separado de sus padres, lo que necesita es estar separado más amenudo. (¿?¿?¿?¿)

Mi madre lo llama "si no quieres taza, taza y media".

¿Por qué somos así con nuestros hijos? Por qué a un ser que aún no es capaz de cuidar de sí mismo le pedimos más madurez y autonomía que a nuestras propias parejas, a las que creo que podríamos dejar solas varias horas sin peligro de que se les escociera el culito por no cambiarse el pañal, llegan perfectamente a cogerse un vaso de agua y pueden incluso hacerse un filete en la sartén llegado el caso.


He llegado a este artículo buscando información por internet porque en las últimas 72 horas me he odio unas veinte veces "qué niño más enmadrado!" y sólo 4 "No ves que aún le da la teta? Está ".

Claro, la maternidad es tan divertida que ya puedes estar tu tan agusto, que como vengan 10 personas a decirte que hay algo mal, te crea cierta inseguridad que necesitas contrastar.

Así que me he puesto a buscar "niño enmadrado" en el google y a ver qué lo caracterizaba, si hay algún problema, etc...


Resulta que parece ser que el verdadero problema del "enmadramiento" es cuando a la madre le agobia la dependencia del niño. Y en mi caso, lo que me agobia es la "opinión pública". A mi me parece completamente normal que un niño que está aprendiendo a bajar escalones saltando prefiera tener a su madre cerca que a un señor, que estoy segura que también lo va a coger si se cae, que acaba de conocer hace 7 horas. Aunque su madre confíe mucho en ese señor, le diga cosas como que se alegra de verlo y que qué bien está y actúen como si se conocieran hace años.

Otra cosa que me pasó el fin de semana es que, con el ambiente festivo que teníamos igual me bebí 8 gaseosas. Eso sí, yo me levantaba a la nevera, cogía mi bebida. Igual añadía algún snack y no pasaba nada. Pero ay! como mi hijo fuera a la teta a echarse un trago!.. "otra vez teta!!! Pero que vicio tienes!!!" "Pero si ya has tomado 3 veces!!" El que se lo decía igual se bebió 15 cervezas, pero eso no es importante. Lo importante es que mi hijo no piense que aqui su madre es una barra libre. El, a primera hora de la mañana, me tiene que decir cuántos centilitros de leche va a tomar y ya se los administro yo como considere. ¿Que hace calor? Haberlo planificado antes, ya no hay más teta.

En fin, que después de esta revisión personal ha pasado lo que tenía que pasar. Que la última persona que me ha comentado lo enmadrado que está mi hijo se ha llevado un bufido. Que yo tengo más claro que nunca que mi hijo tiene necesidades que cubrir. Que posiblemente las tenga toda la vida, como yo las tengo, y que irán cambiando en el tiempo. Y que voy a respetar las necesidades de mi hijo igual o más que respeto las de mi pareja, mis padres o mis amigos.