Hola, soy Amanda y éste fue el parto de Noa.
Noa nació el 12 de septiembre de 2005 en el Miguel Servet.
La matrona que nos atendió creo que es Isabel Escartín, digo “creo” porque no tengo ningún documento escrito donde lo ponga. En estos dos años y medio he pedido tres veces mi historial del parto en el Servet y lo único que he conseguido ha sido: la analítica que te hacen un mes antes del parto, el informe de ingreso y la hoja del alta con la analítica de los dos días posteriores al parto. Eso es todo, dicen que en Historias no dan nada más, es como si hubiese un vacío entre que ingresé y me dieron el alta. En fin.
De la gine y resto de personal no sabemos nada más.
Antes de continuar, quiero aclarar que, en aquel entonces, lo que nosotros sabíamos con respecto al parto se puede resumir en PRÁCTICAMENTE NADA. Que una vez que entrabas en el hospital ya no podías hacer nada más que dejarte hacer. Así que nada de plan de parto, ni nada de nada. Por lo tanto, asumo mi parte de responsabilidad en el resultado, nada pedí por un parto natural… ni nada se me dio. En aquel momento la vivencia no fue negativa, total, me habían hecho lo mismo que a todas, ¿no?. Fue al cabo de 10 meses que me di cuenta de cómo había sido mi parto y el nacimiento de Noa.
Tres días antes de la fecha probable rompí aguas, eran las 6 de la tarde del domingo, y el líquido amniótico estaba limpio, limpio, limpio. A mí me habían dicho que si rompías la bolsa te dabas una duchita y al hospital, así que nos fuimos para allá, pero de contracciones nada. Me ingresaron en una planta y si en 12 horas no me ponía de parto me lo provocaban. Rasurar no me rasuraron, bueno, un poco sí, pero apenas. Enema sí, muy desagradable. Y me dijeron que me echase a dormir porque estaba muy verde y yo hasta la mañana siguiente no me ponía de parto. ¡A dormir! ¿Quién quería dormir?. Yo venga pasillo arriba, pasillo abajo y vuelta a empezar. Así que a la 1 de la mañana empecé con contracciones: qué rápido. Eran suaves, pero constantes y cada 2 MINUTOS!! Y así siguieron, cada 2 minutos, pero la intensidad aumentaba. Tenía un “parto de riñones”, pero en cada contracción me agarraba a la barandilla del pasillo o a la cama y me inclinaba hacia delante, todo soportable. A las 3 de la mañana me mira la enfermera de la planta, ya he dilatado 3 cm, así que me bajan a dilatación: ¡qué rápido!
Hasta aquí mi “parto natural”.
Entrar en dilatación en el Servet suponía en aquel entonces: vía con suero y oxitocina sintética en el brazo izquierdo, nada de agua ni comida, aparato de tensión y “pinza” en el dedito en el brazo derecho, monitorización externa fija constante y monitorización interna constante (electrodo en la cabeza de Noa), compresita para que no manches y tumbarte boca arriba a esperar. Resultado, que aquello empezó a ser poco soportable. Le pregunté a la matrona si me podía sentar en la cama y me dijo que sí: ¡qué lujo, pude cambiar de postura! Aún osé un poco más y tirando de los cables puse los pies en el suelo... pero el dolor iba a más y no daba tregua .Entró la matrona y me preguntó si quería epidural, ¿qué? POR FAVOR!!! Bueno, pues a ver si viene el anestesista que está en un parto complicado de gemelos. Ahí estuve 3 horas de las que casi no me acuerdo, a pesar de todo mi parte mamífera instintiva salió por algún sitio y las endorfinas y resto de hormonas algo hicieron.
Dolía muchísimo, pero yo estaba en otro sitio, colgada literalmente del cuello de Edu y respirando no sé cómo (sigo pensando que no sirve de mucho “aprender a respirar”). Así que cuando yo ya creía que no iba a soportar más vino el anestesista y me pudo poner la epidural (a pesar del tatuaje), estaba de 4 cm. A los 15 min se acabó el dolor... y el cambiar de postura. Ya sólo se podía esperar. Eran las 6:30 de la mañana. A los 10 min Noa entró en bradicardia, 2 veces durante más de 15 minutos. Todo aquello pitaba y las luces se encendían y vino un montón de gente.... "oxigeno, que te pongas de lado, que qué has hecho..." mi adrenalina supongo que por las nubes.... En aquel entonces yo trabajaba con niños discapacitados psíquicos, así que empecé a asumir que Noa nacería con problemas.
A las 8 ya había dilatado 10 cm no sé cómo, así que me tocaba empujar. Y eso hice, y llegó la 1ª bronca: “pero qué haces, así no!” yo intentaba hacer lo que me habían “enseñado” en la preparación al parto, pero no debía estar bien. Aquello fue un horror. Edu veía la cabeza de Noa, pero luego se metía (efecto yo-yo), yo no sabía cuándo empujar ya que no notaba las contracciones.
Al poco entran corriendo, me quitan todos los cables y me llevan al paritorio, me tumban en una mesa de metal, atan mis piernas a los estribos y me dicen que cuando note una contracción que empuje. Yo les digo que me avisen porque no las noto. Pero no me hacen mucho caso porque están todos haciendo otras cosas. Oigo comentarios: “es que no sabe empujar, nada, no hay nada que hacer, que llamen al tocólogo y al pediatra, ya!” yo sola (a Edu nadie le había dicho que entrara), desnuda, haciendo más fuerza que en toda mi vida, llamando a Noa para que saliera. La tocóloga no llega, la matrona se me echa encima y me hace el Kristeller como 6 u 8 veces (yo muerta de miedo). En esto llegan los médicos y les dicen algo así como que yo no sé empujar y que hay que sacarlo. En un momento de lucidez pregunto si puede entrar Edu y aún no sé cómo le dejaron entrar. Veo el fórceps... aún se me pone la piel de gallina. Y en un minuto sacan a Noa: la veo de refilón y se la llevan a una mesa a hacerle todo lo que sale en el video “Callate y pujá”. Llora y yo respiro, “bueno, por lo menos está viva”. Lo veo todo como una película en la que únicamente soy una espectadora, no siento emoción ninguna, más bien indiferencia (estuve 10 meses recarcomiendo mi sensación de mala madre por no haber sentido NADA en ese momento único). La tocóloga mete su mano y antebrazo hasta el codo, llega a mi útero, lo remueve y “comprueba” que no quedan restos de placenta dentro. Lo sé porque se lo está explicando a una residente muy atenta a sus explicaciones.
Bueno, envuelven a Noa en unas sábanas y me la posan encima de mi pecho yo, emocionalmente neutra, intento sacarme un pezón para ofrecérselo y llega la 2ª bronca “pero qué haces que estás contaminando el campo quirúrgico!!! Ya tendrás tiempo para darle, ahora no” (resulta que el campo quirúrgico de mi episiotomía llegaba hasta mi cuello y Noa, que acababa de nacer, ya estaba contaminada para manchar el campo quirúrgico). Así que Noa, muerta de frío dentro de sus sábanas, pero lejos del calor de mi pecho se empieza a poner morada. Se la llevan a una incubadora. Le digo a Edu que se vaya con ella, que le hable, que no la deje sola. Mientras, la residente, cose, recose y zurce mi episiotomía.
Pero, por fin todo acaba. Mandan a Edu a informar a los familiares, a mí me tumban a Noa al lado, por fin, me llevan a otra sala a que descansemos y le de el pecho. Pero Noa no cogía el pecho. Tenía los ojos como perdidos, desenfocados, ahora estoy segura de que ella también estaba anestesiada.
Al día siguiente me empezó a salir una grieta en el pezón, pero ésa es otra historia. Gracias a la cual Noa y yo seguimos lactando.
Insisto en que la vivencia fue muy diferente entonces, yo no tenía información, con lo cual no fue mala. Pero algo no cuadraba porque había sensaciones que no entendía. Durante 10 meses no dejaba de pensar que qué mala madre debía ser porque no me había ni emocionado al ver nacer a mi hija. Ahora lo entiendo, las pocas hormonas que yo debía tener en mi cuerpo eran las que venían por el gotero a modo de oxitocina sintética, así que el vínculo iba a ser complicado.
De mi parto me recuperaré, pero el nacimiento de Noa no se lo puedo devolver.
No obstante, siempre hay algo bueno, y en este caso ha sido que Noa nos abrió todo un mundo: de gente maravillosa y de información.
Nuestro más sentido agradecimiento a TODAS las mujeres, amigas y compañeras de Vía Láctea, sin vosotras no estaríamos aquí, ya lo sabéis. A toda la gente maravillosa que acude a los cursos de verano de Maternidad de Jaca. A la Asociación El Parto es Nuestro, por tanta lucha. A nuestra gente, familiares y amigos: MIL GRACIAS.
Pero, sobre todo, gracias a ti, Noa, por enseñarnos tanto.
8 comentarios:
Querida Amanda,
El relato de tu parto nos ha conmovido. Hemos de decirte que sin duda, tienes todos los motivos para considerarte la mejor mamá del mundo.
A pesar delas circustancias de tu parto, hiciste caso de tus sensaciones y tus instintos, aceptates tu sombra y la hiciste tuya superando así las circustancias.
Noa tiene la suerte de tenerte como mamá. Una mamá que a pesar de los obstaculos ha sacado lo mejor de si para criar con enorme amor.
No conociamos tu vivencia, pero eres un ejemplo de que se le puede "dar la vuelta" a la historia.
Estamos seguros de que tu relato "removera" a otras mamás que tuvieron un parto similar, y gracias a ello, podrán "despertar" y disfrutar de su maternidad.
Seguro que tuviste los mejores apoyos, pero son eso, apoyos, el verdadero trabajo, lo hiciste tu.
Gracias por compartirlo
Celeste y Sergio
Gracias a vosotros por darnos esta oportunidad... la de compartir nuestros partos, tarea nada fácil, a pesar del tiempo, sigue "removiendo" mucho por dentro.
En fin, gracias.
Beti Nei. Ese momento del nacimiento de Noa lo estas compensando con la forma de quererla.Eres MAMI. Os quiero a las dos y no dejaré que vuelvas a pasar por algo parecido a esto.
P.D. Y vosotros, los que haceis y consentís "esto" a ver si espabilais de una vez que estais jodiendo mucho a mucha gente.
Amanda,
tu relato me ha emocionado. No por cómo acontecieron las cosas (que obviamnete es muy triste), sino por tu fuerza e instinto para contarlo y saber que algo falló.
Es tan difícil encontrar mamás que habiéndolo pasado mal, lo reconozcan. Es como si ellas fueran las culpables y se avergonzaran.
Me emociona saber que por estas latitudes somos ya varias mujeres las que sabemos qué es lo que no queremos.
Durante mi embarazo, me encontré sola. Ni una de mis amigas que ya habían parido, ni de las embarazadas que encontré en las clases de preparación al parto se planteaban cómo querían el parto. llegué a pensar que igual era la única rara de Zaragoza, jejeje. Afortunadamente, ahora sé que no estoy sóla.
Mi reconocimiento por tu sinceridad y por saber pedir ayuda, mi enhorabuena por la exitosa lactancia.
Un abrazo enorme.
Hola Amanda, soy Tina
he leido tu relato y la verdad es que me ha emocionado mucho. Yo también he contado mi experiencia en este blog, en mi caso mi parto fue bastante más sencillo (siempre he dicho que fue de libro: romper aguas, dilatar, expulsar y alumbramiento) y contar esta vivencia de alguna manera ha sido una forma de reconciliarme conmigo misma por los sentimientos que tuve los primeros meses de vida de JOrge. Me apena el trato humano que recibiste en un momento único como el nacimiento de un hijo ¿"no sabe empujar"?, ¿qué animal mamífero no sabe empujar? Tu historia me ha recordado pequeños detalles médicos que ya no recordaba...Cada vez más estoy convencida que para los equipos médicos sólo somos un número de historial o de expediente y que no empatizan absolutamente nada con ese proceso que estas viviendo, con tus emociones, tus sentimientos, tus necesidades físicas. Cada historia de una amiga, de una conocida me arroja la misma impresión! Por suerte nuestros pequeños han compensado con creces ese momento! Espero conocerte algún día. Mientras tanto un abrazo, Tina
Amanda soy Myriam,
estoy muy de finalmente saber la historia de tu parto, durante el embarazo no quise oirlo y hoy me he sentido con fuerzas de leerlo y reconocer en ti una madre increible
solo hay que ver a Noa y ver todo el amor que ha recibido (y el que recibirá) de su mama
un abrazo muy fuerte (que ya te lo dare en persona)por ser la pedazo de madre que eres y otro para el padrazo
gracias por compartir tu experiencia
(a ver si me animo y os cuento el mio)
escribo porque he releido mi mensaje y resulta que me he dejado una palabra importante
y es que estoy muy emocionada
un beso
Gracias a todos vosotros. No dejéis de contar vuestros partos entrañables y gozosos porque muchas mujeres necesitamos saber que se puede parir felizmente. Sois el ejemplo para las que hemos tenido partos traumáticos y necesitamos contagiarnos de vuestras experiencias. Hoy en día son necesarias las experiencias positivas.
Besos a todos.
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