Aviso que este post es sobre elucubraciones mías y no tiene ningún respaldo científico, pero ahí voy.
Sobre lactancia nos cuentan varias cosas:
- Una es que la leche materna es más líquida al principio de la toma y más densa al final. Cosa que pude comprobar por mí misma porque me apretaba de vez en cuando el pezón y podía comprobar la variación.
- Otra, encaminada a cuando nos sacamos leche para dar a nuestros enanos, es que nos previenen que su aspecto no permanece homogéneo y la grasa suele quedarse flotando y abajo queda más líquida. No es un problema, basta con agitarla y vuelve a su estado inicial.
- Por último, una paradoja que comprueban las madres que preparan papillas con LM es que por muchas cucharadas de cereales que echen nunca espesa tanto como la artificial. Lo que no sé es si la auténtica leche de vaca espesa o no. (La leche artificial es leche de vaca tratada químicamente de forma que sus componentes no son idénticos y, por tanto, no es esperable que se comporten igual)
Bueno, pues resulta que en un momento avanzado de la lactancia (dos años), por diversas razones, estuve unas 48 horas sin dar el pecho a mi hijo. Pero yo no había estado tomando ningún medicamento, ni había variado la dieta, ni nada parecido.
Después de tanto tiempo, conozco perfectamente la densidad habitual en el momento de la toma y nunca había notado variaciones.
Pues, en el momento de empezar a sacarme leche de forma manual para aliviarme la presión, me encuentro con que mi leche es casi tan líquida como el agua. Trasparente. Y no tenía nada que ver con el tipo de leche que estaba acostumbrada a ver.
Entonces pensé que quizás, en ese momento mi teta, era como el frasco que veía en la nevera las veces que me había sacado. Por la fuerza de la gravedad, la primera leche que salía era completamente líquida y casi trasparente y quizás, la parte más grasa y densa estuviera en la parte alta.
Si vemos una glándula mamaria como la de la foto (Fuente:http://www.cosbell-sl.es/) es fácil imaginarla como el bote en que solemos recoger la leche una vez extraida. La parte más grasa quedará arriba (no es exactamente un bote, pero quedará en la parte alta de los conductos) y la más líquida cerca del pezón. O sea, la que primero saldrá.
Quizás esto que os cuento ya esté documentado. Pero yo nunca he encontrado nada al respecto. Y tampoco he tenido oportunidad en este tiempo a comentarlo con ningún experto en lactancia. Así que igual estoy contando algo que todo el mundo sabe. Pero igual no.
Personalmente ahora tengo la sensación de que el cuerpo genera siempre el mismo tipo de composición de leche. Sólo que esta comienza a precipitar a lo largo del tiempo de forma que, si el bebé tarda más en hacer su toma, recibe primero la leche más aguada. Y, finalmente, la más grasa. Por esa misma razón, la leche materna no espesa, no está diseñada o preparada, como prefiramos pensar, para mezclarse sino para precipitarse (separarse es un término algo menos técnico pero suena tan feo ;-) ).
Ya digo que quizás me precipite al comentarlo aqui, pero así podré averiguar por fín, si me equivoco.
Si no me equivoco, a los forofos de 10 minutos en cada teta habrá que decirles que, además tienen que recomendar a las madres una serie de saltos y volteretas previas para asegurar que han agitado sus glándulas lo suficiente como para que sus bebés tomen, al menos, la misma proporción de componentes grasos y líquidos que el cuerpo de su madre genera. ;-)
Y, volviendo a ser serios, para mí, también responde a que, en verano o cuando tienen sed y vemos que hacen tomas cortas no están ingiriendo menos nutrientes. Cuando vacíen el pecho por la noche se tomarán la grasa que no se han tomado en el momento de la sed más lo de la siguiente toma.
Lo dicho, si no es mentira esta fabulación mía, desde luego la naturaleza, otra vez, es sabia.